Las vitrinas de las inmobiliarias en Barcelona y otras ciudades cada vez muestran más carteles de “vendido” y “alquilado” sobre sus anuncios de viviendas. Simplemente observando mientras caminamos, es evidente la escasez de pisos en el mercado, una realidad respaldada día a día por los datos del sector. Actualmente, la oferta de pisos en venta ha experimentado una reducción histórica, mientras que los alquileres permanentes suben un modesto 3% frente al 26% que han incrementado los alquileres de temporada. Ante la falta de viviendas para comprar y el auge de los arrendamientos de corta duración, la pregunta de dónde viviremos se vuelve cada vez más urgente.
Durante el segundo trimestre del año, se consolidaron los elementos clave de la crisis de vivienda que atraviesa España. Según datos de Idealista, la cantidad de viviendas en venta cayó un 20% respecto al año anterior, una bajada sin precedentes. No hubo capital en la que la oferta creciera, y en algunas, como Segovia o Ciudad Real, el descenso rozó el 50%.
La demanda de compra de vivienda supera ampliamente la oferta disponible, lo que impulsa una subida constante de los precios. Además, el entorno de bajos tipos de interés está haciendo más atractivas las hipotecas, animando tanto a quienes habían abandonado el mercado como a nuevos perfiles que buscan financiación en condiciones ventajosas. Sin embargo, los elevados precios impiden a muchos acceder a una vivienda, incluso si podrían asumir una hipoteca, porque no logran reunir el dinero necesario para el pago inicial y los gastos asociados, como los de notaría e intereses.
El desequilibrio también afecta al alquiler. Idealista indica que en el segundo trimestre de 2025, los contratos de alquiler de temporada alcanzaron ya el 15% del mercado, tras aumentar un 26% en un año. En ese mismo periodo, la oferta de alquiler convencional solo creció un 3%.
En Barcelona, el 49% de los pisos ofertados eran para alquiler temporal, un 31% más que el año anterior. En San Sebastián, esta modalidad representa el 39% tras un crecimiento del 19%. Son las dos ciudades españolas donde los alquileres temporales tienen más peso. Por el contrario, en zonas menos tensionadas apenas existen, representando solo el 1% en capitales como Ciudad Real, Palencia, Guadalajara, Zamora o Lugo, y siendo inexistente en Ceuta y Melilla.
Sin embargo, el escaso peso actual no garantiza su ausencia en el futuro. Algunas ciudades donde esta modalidad apenas se conocía han visto aumentos espectaculares, como Ourense (600%), Lugo (150%), Jaén (140%) y Cáceres (113%), mientras que en Huesca, Palencia y Guadalajara, la oferta ha descendido notablemente.
Obstáculos para la compra y dificultades con el alquiler
El sector inmobiliario coincide al señalar el problema. María Matos, directora de Estudios de Fotocasa, subraya que la distancia entre oferta y demanda es considerable desde hace cuatro años, lo que ha impulsado los precios un 15%. La experta también indica que la demanda de alquileres ha crecido, pero la oferta sigue a la baja, provocando máximos históricos de precios en muchas comunidades autónomas durante 2025. Esta situación perpetúa la dificultad de acceso a la vivienda tanto en propiedad como en alquiler.
Ante la dificultad para encontrar vivienda, la mayoría prefiere comprar a los altos precios actuales de los alquileres. Un estudio de Fotocasa revela que tres de cada cuatro personas en Cataluña, Andalucía o Baleares optaría por hipotecarse antes que afrontar un alquiler elevado, una preferencia que alcanza al 80% de los valencianos y a dos de cada tres canarios.
“La propiedad recupera fuerza como símbolo de estabilidad, inversión y legado familiar. Analizando el contexto actual, comprar una vivienda puede resultar más económico que alquilar en muchos casos”, aclara Matos.
Aunque las cifras de compraventas casi igualan a las de 2007 —el punto álgido antes de la burbuja—, el escenario es distinto: la oferta no alcanza para cubrir la demanda. Esto crea una paradoja donde, pese al repunte en compraventas, la proporción de propietarios está estancada. Muchos potenciales compradores no tienen suficiente ahorro para cubrir el 20% de entrada y los gastos iniciales, empujándolos a un mercado de alquiler cuyos precios siguen disparados y limitan aún más sus opciones de vivienda en Barcelona y otras grandes ciudades.