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Los ‘colivings’ duplican su capacidad y superan los 500 millones de inversión en España

En los últimos dos años, la cantidad de camas disponibles en colivings en España ha saltado de 8.000 a 20.000, lo que representa un aumento del 300 % en inversiones, alcanzando los 500 millones de euros. De hecho, nuestro país se posiciona como el tercer mercado europeo donde más espacios de coliving se abrirán hasta 2026. Barcelona destaca especialmente, pues los anuncios de habitaciones en alquiler ya cuadruplican al número de ofertas de alquileres convencionales en la ciudad. Frente a este auge, lugares como Sant Cugat buscan limitar el crecimiento de los colivings, argumentando que dificultan el acceso a la vivienda de los vecinos tradicionales.

La historia de Leandro y Eugenia, una pareja de programadores argentinos que emigraron a Barcelona hace apenas cuatro meses, ilustra bien la situación actual en la capital catalana. A pesar de lograr con facilidad empleo y permisos de residencia por su alta demanda profesional, encontrar vivienda les ha resultado casi imposible: los precios son elevadísimos y las ofertas de alquiler, principalmente temporales. Esto les llevó a mudar su enfoque y buscar una habitación en alquiler temporal gestionada por Inèdit, seduciéndoles tanto la comodidad del espacio como la posibilidad de teletrabajar ambos desde el mismo dormitorio. Se instalaron en un coliving y planean permanecer allí como máximo hasta noviembre de 2025.

El modelo de coliving apenas existía en España antes de 2011, cuando Laia Comas, inspirada por lo que vio en Silicon Valley, fundó el primer espacio de este tipo tras su experiencia Erasmus en Lisboa. El coliving gira en torno al alquiler de habitaciones con servicios, zonas comunes y gastos incluidos, fomentando la convivencia y la creación de comunidad entre personas en situaciones similares, como estudiantes o trabajadores internacionales. El concepto se difundió rápido en grandes ciudades debido a la presión inmobiliaria y a la creciente población de jóvenes profesionales y nómadas digitales, como reconocen casos como el de Daniel Beck y su plataforma Coliving.com, que ya tiene más de 39.000 habitaciones disponibles en 400 ciudades.

Actualmente, el fenómeno no solo se limita a Barcelona y Madrid (que concentran el 85 % de la oferta en España), sino que se ha expandido a ciudades como Valencia, Málaga, Sevilla, Zaragoza, Bilbao o incluso zonas rurales. Los precios medios de estos espacios oscilan entre 600 € y 800 €. Según informes recientes, al acabar 2024 España contará con una capacidad de 20.000 camas en colivings, y las inversiones en el sector “flex living” han crecido un 300 % entre 2023 y 2024. Si esta tendencia se mantiene, en 2026 nuestro país albergará un tercio de todos los nuevos colivings construidos en Europa.

La demanda, que en sus inicios procedía casi exclusivamente de estudiantes, se ha diversificado. Ahora la mayoría de inquilinos son adultos jóvenes internacionales que se mudan por motivos laborales, aunque cada vez más parejas, familias y personas nacionales se suman por la falta de alternativas en el mercado residencial tradicional, sobre todo en ciudades como Barcelona. Un ejemplo de cómo se ha transformado el sector lo encontramos en The Social Hub (antes The Student Hotel), que ahora ofrece espacios híbridos que combinan hotel, vivienda compartida y coworking para nómadas digitales y emprendedores, con precios que en España parten de 1.300 € al mes.

Desde la perspectiva inversora, fondos y promotores están apostando por rehabilitar edificios céntricos, dirigiéndose especialmente a públicos con alto poder adquisitivo, ya que el coliving permite una gestión más flexible que los alquileres convencionales, al no estar sujetos a la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU).

En Barcelona, el auge del coliving es palpable en barrios como Poblenou, donde empresas como Aticco han reconvertido antiguos pisos en modernos alojamientos compartidos. Aticco Living ya gestiona 500 unidades y planea llegar a 10.000 en 2030, ofreciendo contratos de media estancia —en promedio siete meses— y servicios básicos como internet de alta velocidad, limpieza y acceso a espacios de trabajo. Reconocen que el 80 % de sus inquilinos son extranjeros y que pagar de 900 a 1.300 € al mes se justifica por la ubicación y la experiencia de conectar con otros profesionales en Barcelona.

No obstante, el crecimiento del coliving también provoca controversias. Parte de los urbanistas y colectivos vecinales advierten que este modelo expulsa a los residentes de larga duración y encarece la vivienda tradicional en barrios céntricos. Organizaciones como el Sindicat de Llogateres denuncian que fondos inmobiliarios están comprando bloques enteros para convertirlos en colivings, desplazando a los vecinos y elevando artificialmente los precios. Insisten en la urgencia de regular este tipo de arrendamientos para proteger la oferta de vivienda accesible en ciudades como Barcelona.

A pesar del debate público, todo indica que el coliving seguirá expandiéndose en Barcelona y otras grandes urbes españolas. La combinación de flexibilidad, servicios incluidos y oportunidades de networking lo posicionan como una alternativa cada vez más atractiva frente al tradicional alquiler en Barcelona, especialmente para profesionales internacionales y nómadas digitales. La creatividad del mercado inmobiliario parece imparable y el coliving ya es parte del nuevo paisaje urbano de la ciudad.

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