· Fecha: 11 de dic 2024
El mercado inmobiliario español ha registrado cifras impresionantes en los últimos meses. Durante septiembre y octubre, se realizaron 131.305 compraventas de viviendas, números que no se veían desde 2007, justo antes del estallido de la crisis financiera. Aunque estas cifras evocan recuerdos de la burbuja inmobiliaria, el contexto actual es radicalmente diferente, disipando el temor de una nueva crisis. Sin embargo, el ritmo vertiginoso al que se venden las propiedades despierta preguntas clave: ¿qué está impulsando esta demanda?, ¿quiénes son los compradores?, y ¿qué papel juega la financiación en este fenómeno?
Un cambio de tendencia en el mercado residencial
Tras dos años de desaceleración impulsada por el aumento de los tipos de interés y el encarecimiento de las hipotecas, el mercado residencial ha experimentado un repunte significativo. Según Ferran Font, director de Estudios de Pisos.com, «tras un inicio de año marcado por retrocesos, el mercado ha despegado y cerrará 2024 con cifras cercanas a las de 2022, un año récord». Este cambio responde a una demanda más activa, favorecida por la estabilización de los tipos de interés, especialmente en grandes ciudades. De cara al futuro, se espera que las condiciones crediticias más favorables impulsen la adquisición de primeras viviendas, dando un nuevo empuje al sector.
¿Quiénes están detrás de las compras?
El informe del Consejo General del Notariado revela que, desde 2018, las personas físicas representan la mayoría de las transacciones inmobiliarias, mientras que las empresas apenas participan en el 10% de las operaciones. En cuanto al perfil de los compradores, el 52% son hombres, con edades predominantes entre los 35 y 54 años. También destaca el aumento de adquisiciones por parte de mayores de 55 años, mientras que las compras entre menores de 34 años siguen siendo limitadas.
Un aspecto interesante es la creciente tendencia a pagar las viviendas sin recurrir a hipotecas. En 2023, el 60% de las viviendas se adquirieron al contado, una cifra que refleja un nivel de ahorro considerable en la población. Además, la deuda hipotecaria se ha reducido significativamente, pasando de 660.000 millones de euros en 2008 a 513.000 millones en la actualidad.
¿Estamos frente a una nueva burbuja inmobiliaria?
Aunque las cifras recuerdan a las registradas antes de la crisis de 2007, los expertos descartan la existencia de una burbuja en el mercado actual. A diferencia de aquel periodo, ahora la oferta de vivienda es limitada, con apenas 100.000 nuevas unidades anuales, muy por debajo de la creación de hogares. Además, los bancos han endurecido las condiciones para otorgar préstamos, y el nivel de endeudamiento de los hogares se encuentra en mínimos históricos.
La fuerte demanda, impulsada tanto por compradores nacionales como extranjeros, y el temor a un aumento sostenido de precios, han provocado que las viviendas disponibles se vendan en cuestión de días. Esto ha generado tensiones en el mercado, especialmente en grandes capitales, donde los precios siguen una trayectoria ascendente.
Perspectivas a corto y medio plazo
Con un Euríbor a la baja y una economía española en crecimiento, las perspectivas para el mercado inmobiliario son optimistas. Según Francisco Iñareta, portavoz de Idealista, «la reactivación de la demanda tras el abaratamiento de la financiación y el temor a una subida de precios seguirá impulsando las compraventas». Sin embargo, la limitada oferta continúa siendo un desafío, presionando al alza los precios en el corto plazo.
Desde el Consejo General de los COAPI de España destacan que este auge en las transacciones es una buena señal para la economía, ya que la compraventa de viviendas es un indicador clave de la salud financiera del país. Todo apunta a que la tendencia positiva se mantendrá en los próximos meses, respaldada por un panorama económico favorable y una demanda estable tanto nacional como extranjera.
Este nuevo «boom» inmobiliario no es solo una cifra récord; es un reflejo del dinamismo y la transformación del sector en un contexto económico muy diferente al de 2007.