El traspaso de viviendas y suelos de Sareb a Sepes para constituir la nueva empresa estatal de vivienda implicará la retirada del mayor stock de pisos asequibles del mercado libre, lo que afectará de manera significativa a la facturación de Sareb, también conocido como el banco malo, con un impacto estimado de al menos 5.900 millones de euros.
Según anunció Isabel Rodríguez, ministra de Vivienda y Agenda Urbana, esta operación conllevará la cesión a la nueva sociedad estatal de unas 40.000 viviendas y cerca de 2.400 parcelas de suelo, donde podrían construirse hasta 55.000 nuevos hogares. El proceso de transferencia se realizará de manera escalonada.
La mayor parte de estos ingresos, aproximadamente 4.000 millones de euros, proceden de la venta de pisos que ahora pasarán a integrar el parque público de viviendas y estarán disponibles en régimen de alquiler asequible.
Sin embargo, esta medida supone la retirada inmediata de 40.000 pisos del mercado de compraventa libre de viviendas asequibles. Los inmuebles de Sareb tenían un precio medio de unos 100.000 euros, lo que los hacía especialmente atractivos para quienes buscan vivienda económica en Barcelona y otras zonas de España.
En el primer semestre de 2024, Sareb alcanzó la venta de 4.353 viviendas, generando alrededor de 443 millones de euros, con un precio medio de 102.000 euros por unidad. También se registraron 877 ventas adicionales de viviendas a través de ejecuciones colaterales, con un valor promedio de 71.500 euros.
Estas operaciones se concentran en áreas con una fuerte actividad inmobiliaria y precios al alza, como la Comunidad Valenciana, que representó el 28,1% de las transacciones, seguida de Cataluña (incluyendo Barcelona) con un 18,9%, Castilla y León (9%) y Andalucía (8%).
La salida de la cartera de Sareb de estas viviendas para transferirlas a Sepes reducirá notablemente los ingresos futuros de la entidad, ya que las ventas residenciales suponían el 58% de la facturación total durante el primer semestre del año, según los últimos datos oficiales.
Este cambio implica que Sareb tendrá menos capacidad para devolver la deuda avalada por el Tesoro, que se transferirá al Estado cuando la empresa encare su liquidación prevista a partir de 2027.
Sareb nació en 2012 con una deuda de 50.781 millones de euros y, hasta junio de 2024, ha conseguido rebajar esa cifra en un 42,1%, reduciéndola a 29.411 millones. Su principal función siempre ha sido obtener ingresos a través de la venta y gestión de activos inmobiliarios para cancelar la mayor parte posible de la deuda respaldada por el Estado.
En 2023, el que entonces era consejero delegado y ahora presidente de Sareb, Leopoldo Puig, admitió que la compañía cerró el ejercicio con un patrimonio neto negativo de 14.600 millones. Esto ya apuntaba a que una parte considerable de la deuda sería imposible de amortizar, y la salida de estos ingresos previstos aleja aún más la posibilidad de cumplimiento de este objetivo.
Dentro de los 5.900 millones de euros que Sareb dejará de ingresar, destacan los 800 millones que esperaba obtener por la venta de su promotora Árqura. Esta operación, que despertó el interés de los grandes actores inmobiliarios del país (entre ellos Aedas, Neinor y Aelca), preveía la transferencia de suelo para edificar hasta 16.000 viviendas. Sin embargo, la transacción, gestionada por Deloitte, se detuvo en diciembre del año pasado.
Desde su lanzamiento en 2019, Árqura ha lanzado la venta de 9.550 viviendas, de las cuales 3.912 ya se han entregado, según datos al cierre del primer semestre de 2024.