Autora: Jessica Pascual
Fuente: casacochecurro.com
Pérdida de dinero al hacer un mal cálculo del precio final de la vivienda o errores en los trámites que alargan innecesariamente el proceso son algunos de los típicos errores que se cometen en la compraventa de viviendas entre particulares. Si has decidido hacer esta gestión por tu cuenta para evitarte el pago de la comisión inmobiliaria, presta atención para no caer en estos clásicos fallos que convierten este proceso en un trámite largo y tedioso.
La red inmobiliaria Comprarcasa señala que la intermediación de las agencias inmobiliarias es clave para asegurar el éxito de las operaciones. Y, añade, que entre los riesgos más comunes de las operaciones entre particulares se encuentran la pérdida de dinero, los engaños en la ubicación de la vivienda y los errores en los trámites legales.
El CEO de esta entidad, Toni Expósito, señala que “como sector de referencia para la inversión de muchos bolsillos españoles, es fundamental poder ofrecer a los clientes un proceso transparente y una buena experiencia de compra. Las agencias inmobiliarias son la única opción de asegurarte de la transparencia en la compraventa de una vivienda y, además, de que se realizan con éxito”.
Según esta compañía, el 64 % de las compraventas se realiza con la gestión intermediaria de las inmobiliarias. Dato que refleja que un porcentaje considerable de la población prefiere ahorrarse el coste de gestión de estas empresas y realizar la operación por su cuenta. Ante esta tendencia, es importante remarcar los errores más frecuentes que pueden darse durante la operación de compraventa entre particulares, para evitarlos en la medida de lo posible y garantizar el éxito de la operación.
No calcular el precio real de la vivienda o formalizar un acuerdo injusto para alguna de las partes. En el precio final de la vivienda influyen muchos factores, desde la ubicación, el tamaño, el estado, los extras y muchos más. Una falta de conocimiento sobre alguno de estos aspectos puede acabar repercutiendo en el precio final de la vivienda y resultar más beneficioso solamente para una de las dos partes del acuerdo.
Falta de negociación. En el proceso de compraventa entre particulares puede escasear la negociación. Ya sea por las prisas o por no prestar atención a cada uno de los detalles, es posible que en el contrato de compraventa se detallen algunas cláusulas injustas o peores de las que se podrían conseguir a través de la negociación.
Alargar el proceso por la realización de trámites. Si los particulares no tienen experiencia en esta operación, cada papel y trámite va a ser nuevo y, por tanto, el proceso va a alargarse. Aspecto que cambia de forma radical con las inmobiliarias, puesto que trabajan en este sector y saben qué pasos hay que dar a lo largo de la compraventa. A lo que hay que sumar la posibilidad de que se produzcan errores al hacerlos y el proceso se alargue aún más.
Contratos con condiciones ocultas. La falta de control de la legislación inmobiliaria puede provocar la firma de un contrato con cláusulas injustas o hasta ilegales.
No comparar las distintas ofertas. Es fundamental no quedarse con la primera opción y valorar las distintas ofertas de vivienda antes de decidir.
No tener en cuenta los gastos que implica adquirir una casa en propiedad. En una inmobiliaria te informarán de todos los gastos asociados a este trámite, aspecto que puede que desconozcas si lo haces por libre. El problema llega cuando aparecen un montón de pagos pendientes, sin previo aviso y sin que contaras con ellos.
Comprar una vivienda por encima de las posibilidades reales. Las agencias inmobiliarias realizan un estudio financiero para adaptar la situación económica y laboral de los clientes a la compra de una vivienda que resulte asequible. En el caso de hacerlo por libre, cada persona tendrá que hacer sus propios cálculos, cuestión que no siempre resulta tan fácil como parece.