Fuente: El Economista
La Unión Europea (UE) aprobará durante la Presidencia española, en el segundo semestre de este año, una regulación más exigente con las plataformas de pisos turísticos como Airbnb, que verá la luz en forma de reglamento y que el Gobierno español pretende ser «pionero» en su trasposición a la legislación nacional, según anunció en una entrevista con Servimedia la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto.
La ministra afirmó que el reglamento acabará con la actual «desregulación» que supone ahora una «vía de escape» para estas plataformas. Además, habrá «más transparencia para el viajero» y un mayor rigor con el «volumen» de este tipo de viviendas vacacionales.
«Con esta regulación más estricta de las plataformas», comentó Maroto, «vamos a poder sentar las bases de una regulación tanto autonómica como local, que permita por fin regular un fenómeno que cada vez es más demandado por muchos viajeros y que está suponiendo en muchas ciudades, como en el caso de Madrid, una gentrificación, pero sobre todo un incremento de los precios de la vivienda, como consecuencia del desplazamiento de pisos que podrían ir a vivienda en alquiler a pisos turísticos.
Como activo inmobiliario, el coliving tiene mucho futuro que explotar. Lo hemos visto en Estados Unidos, Reino Unido y también en otros países de Europa. Según un estudio de Cushman & Wakefield, en los próximos diez años el coliving podría estar facturando 550.000 millones de euros en todo el continente. Desde esta perspectiva, como valor de inversión, el coliving no solo ofrece perspectivas de futuro, sino también unas altas rentabilidades que han llamado la atención de los inversores.
Más allá del mundo anglosajón, en España el coliving ha experimentado un incremento de la oferta gracias al interés inversor que ha sabido interpretar las demandas de la sociedad. Los movimientos de estos últimos años en nuestro país vienen impelidos en parte por los grandes operadores del mercado que, al menos a nivel europeo, ya han visto en otros países cómo el coliving convence como fórmula residencial.
El ya no incipiente sino evidente interés inversor por el coliving también se manifiesta en cifras. Así, tal y como revelaba la consultora CBRE, a mitad de 2022 el coliving ya había concentrado un 18% del total de la inversión en el segmento living, lo que suponía algo más de 430 millones de euros y que se traducía 3.900 nuevas camas en espacios de vivienda colaborativa. Como réplica a lo que ya ha ido sucediendo en el resto de Europa, es un mercado que en nuestro país aún tiene por delante muchas perspectivas de crecimiento.
En general, desde el inmobiliario llevamos tiempo observando cómo los activos alternativos tienen presencia creciente en la conversación inversora. El año pasado demostraron holgadamente su dinamismo y el atractivo de sus rentabilidades. Lo que en este momento vemos en espacios como el coliving ya lo vimos en el coworking o el senior living. Todo ello, sin duda, apunta a una única dirección: el interés inversor mira hacia el mismo horizonte que la sociedad. Y el mercado inmobiliario no hace más que tratar de responder a sus necesidades.
Si tras la pandemia presenciamos cómo las oficinas y los espacios de trabajo buscaban y encontraban en el coworking fórmulas flexibles que les permitían responder a sus necesidades del momento, muchos jóvenes profesionales, expats y nómadas digitales han encontrado eso mismo en el coliving. Esto es un indicador, también, de un mercado inversor que ha encontrado solidez en el inmobiliario no solo como un valor refugio, sino también diverso en sus posibilidades, más allá de las tipologías tradicionales.